Todos los bagañetes debemos sentirnos en la obligación de conocer, al milímetro, la financiación de nuestra institución municipal. Nos debería preocupar, sin duda alguna, las consecuencias que vienen dadas por las gestiones jurásicas que unos han llevado a cabo. Han sido equipos de gobierno que no han estado a la altura que se esperaba de ellos. Equipos de gobierno que no han sabido llevar por buen camino la responsabilidad que el pueblo, creyentes en ellos, les confió.
El Ayuntamiento de Tazacorte no resistirá una auditoría seria, y por ello, tenemos que ser nosotros, los bagañetes, los que nos veamos en la obligación de pedirla de manera urgente. De todos es sabido que en Tazacorte se ha estado usando como fuente básica de ingresos los obtenidos extraordinariamente de la actividad inmobiliaria. Los técnicos municipales en economía, que deberían haber sido competentes en la materia y haber reconocido la crisis inmobiliaria, no se enteraron de que ésta, más conocida como burbuja inmobiliaria, se inició en el año 2007. Esto llevó a que nuestro municipio siguiera manteniendo los niveles presupuestarios de ejercicios anteriores. O lo que es peor: aumentándolos. Estos técnicos, bien fuese por presiones políticas o por incapacidad intelectual o por no dejar de cobrar el sobresueldo, se olvidaron de que los ingresos extraordinarios no iban a durar toda la vida, es decir, eran cíclicos.
Tazacorte debe saber que la utilización de esos ingresos extraordinarios como arma para sujetar y mantener los gastos corrientes ha sido un error de tal calibre que las consecuencias perdurarán durante muchos años. Seguramente es que los responsables de las arcas municipales, entiéndase políticos y técnicos, no han sido incapaces de diferenciar lo ordinario de lo extraordinario. Sin lugar a dudas, nuestro anterior alcalde, conjuntamente con el concejal de hacienda y el de urbanismo, metieron la pata. El comportamiento puede definirse como irresponsable, y ha sido tal la irresponsabilidad, que asusta. Todos ellos han llevado hasta el último extremo aquella frase lapidaria, “hagamos y debamos”, de un tal Pedro Castro. Esto ha sido de juzgado de guardia, pues es típico de personas que tienen unos conocimientos algo justos para ocupar cargos de máxima responsabilidad municipal.
De tanta irresponsabilidad se desprende, como es lógico, consecuencias que terminan pagando bagañetes inocentes. Pues la irresponsabilidad de no pagar a los proveedores o suministradores pueden llevar a la descapitalización de empresas que operan en el municipio.
En Tazacorte, el grupo de gobierno anterior, con el ex alcalde a la cabeza, y sin dejar de mencionar a los diferentes concejales de hacienda y al de urbanismo, incorporaron gastos sobre obras y gastos corrientes de funcionamiento aún sabiendo que esos ingresos que garantizaban los pagos se hincharon muy por encima de la realidad. Para entendernos, digamos que crearon una burbuja presupuestaria, que a lo tonto, explotará en muy poco tiempo pues dispusieron gastos basados en unos presupuestos cuyos ingresos nunca llegarán.
Podemos decir, por tanto, que el nivel de la política gobernante en Tazacorte ha sido de una exhibición grosera de mediocridad y de una indigencia intelectual abrumadora. Digamos, para seguir entendiéndonos, que en Tazacorte le das una patada a una piedra y de debajo salen diez inútiles dedicados a la política corriendo en todas direcciones. Hemos tenido durante mucho tiempo un alcalde y concejales incompetentes, que en la vida civil, muchos de ellos, tendrían muy serios problemas para encontrar trabajo.
Esta incompetencia fue lo que llevó a hacer barbaridades en el municipio y a la hora de buscar la solución decían: “Arréglalo como puedas y como sea, pero arréglalo”. No se dieron cuenta, por su incompetencia, que esto nos llevaría a un drama que hoy estamos empezando a padecer: el afán recaudatorio.
Llegado a este punto, ningún técnico podrá inventar dinero de esos ingresos presupuestarios totalmente falseados por esos políticos incompetentes, que, por otra parte, lo que han hecho es cometer un delito: falsedad en documento público.
Contra este tipo de actuaciones, totalmente insostenibles e insensatas, no queda más remedio que auditar las cuentas municipales cuanto antes. Es la única manera de conocer cuál es la situación real de nuestro municipio, y una vez comprobado el déficit público oculto, se debe actuar en consecuencia.
Por coherencia creo que se debe analizar ya el otro coste que conlleva las irresponsabilidades políticas y técnicas cometidas durante mucho tiempo en Tazacorte. Hablo del coste en desempleo, que, sin duda, va a suponer un agujero local. Las nóminas municipales estarán en peligro, fundamentalmente por un motivo técnico. No olvidemos que se ha estado aplicando al capítulo I de los presupuestos una póliza de crédito que probablemente no pueda renovarse con el tiempo. El riesgo de impago es muy alto y tanto las Cajas como los Bancos tampoco están para muchas florituras dinerarias. No queda otra: la adaptación a la nueva situación.
En esta nueva situación municipal debemos olvidarnos de esos suculentos y falseados ingresos de años pasados, teniendo en cuenta que no volverán durante mucho, pero que mucho tiempo, pues debemos tener en cuenta que la economía tardará un mínimo de cinco años para recuperarse y, que los ingresos por impuestos inmobiliarios y de la construcción serán piezas de museo. Por ello, si todavía quedara alguna posibilidad de ejecutar alguno, el Ayuntamiento debería facilitar la obra en sí y cobrarla. Entre otras cosas, por necesidad.
En Tazacorte, probablemente, igual que en cualquier otro municipio, habrá juicios populares a nuestra alcaldesa que le obligará a informar de ciertas situaciones como puedan ser recortes en servicios o, lo que puede ser peor, la desaparición de algún otro. Hay que tener en cuenta que con tan poco dinero no se puede hacer mucho más. Sin duda alguna, la alcaldesa tendrá muy complicado justificar las razones por las que se hacen unas cosas y no otras.
Surge, por tanto, la gran pregunta: ¿quién pagará las irresponsabilidades de unos políticos incompetentes?
Por supuesto, todos los bagañetes, con unos impuestos que no achicharrarán. Al nuevo grupo de gobierno le ha tocado no poder endeudarse, y tampoco podrá ser rescatado por nadie, pues tanto el estado como la autonomía tendrán sus propios problemas. Por ello tendrá que saber ingeniárselas y capear el temporal buscando ingresos sin el sufrimiento de los mismos de siempre.
Sin duda alguna será curioso ver la competencia o incompetencia que pueda tener el nuevo grupo de gobierno en esa búsqueda y, por supuesto, explicando qué servicios va a recortar y las razones esgrimidas. Y puestos a imaginar, también será interesante ver como la ciudadanía vigilará los gastos superfluos y exigirá los estratégicos. Será competencia total y absoluta del nuevo grupo de gobierno explicar a los bagañetes la caída de servicios, que por otra parte han sido otros los progenitores del mismo, y, como consecuencia, el aumento de impuestos.
Pero, como se dice, no hay mal que por bien no venga. Y hemos llegado al punto donde se acabó lo que se daba, es decir, se acabó la fiesta municipal. A Tazacorte le ha llegado el momento de tener buenos gestores, aquellos que asuman la realidad, y que sean capaces de encontrar el modelo de salida del lodo en el que nos metieron los salientes o incompetentes.
Como en todo, también aquí hay una parte mala que no podemos obviar, y es que habrán muchos ciudadanos que sufrirán. Y, como en todo también, hay una lectura muy buena al respecto, y es que, aparte de que el dinero público se tendrá que invertir de un modo más eficiente, es que estamos entrando en una etapa histórica de cambios en la gestión pública municipal y, por supuesto, de su control.
Como ya se dijo, ya es hora que se haga, de manera urgente, una auditoría seria, para que, tanto el ex alcalde como los concejales responsables, si se han extralimitado en los falseamientos de cuentas sean llevados ante la Fiscalía y paguen por ello según proceda.
Aquilino Acosta
Octubre-2011
