ÍTACA ESTÁ EN SAN BORONDÓN
Constantino
Petrou Cavafis, ignorado en vida por sus contemporáneos, es considerado hoy en
día uno de los poetas más influyentes del siglo XX. Nacido en 1863 en
Alejandría (Egipto), de familia griega, vivió marcado por su, no solamente no
escondida sino manifiesta homosexualidad y por su profundo y devoto amor a la
belleza.
Su
poesía ha marcado a poetas de lengua castellana como Cernuda y Gil de Biedma, siendo
cinco los pilares sobre los que se asienta su obra: el viaje como metáfora de
la vida, el paso del tiempo, el erotismo, la Historia y la ciudad, una
Alejandría que, como personaje omnipresente en su poesía, jamás abandonó.
Nuestra
sociedad actual vive unos momentos muy difíciles, y a todos nos entran miedos,
dudas, preocupaciones e inseguridades diarias. En el viaje de la vida lo
importante es el viaje en sí mismo, no el destino. Constantinos Cavafis compara
en su poema el viaje a Ítaca con la propia vida, intentando explicar su
significado y describiendo las etapas por las que pasan los seres humanos a lo
largo de su existencia. Lo importante no es llegar a una meta concreta, sino
elegir un camino vital que nos haga ser mejores en un viaje, la vida, lleno de
dificultades pero hermoso a la vez, si sabemos apreciar los pequeños detalles y
aprendemos a sacar el lado positivo del mismo.
Lluís
Llach en 1975 escribe uno de sus mejores discos: “Viatge a Ítaca” partiendo de los poemas de Cavafis. Llach sostiene
en su canción que si las personas fuésemos capaces de perseguir Ítaca en cada
uno de nosotros y en nuestras vidas, estaríamos más próximos a alcanzar la
utopía de una vida felíz.
En
la Odisea de Homero, Ulises intenta regresar a su casa en Ítaca tras haber
combatido en la Guerra de Troya, superando un sinfin de dificultades. Muchas
veces no nos damos cuenta que la vida es lo mejor y más valioso que tenemos y
dejamos transcurrir los días sin hacer nada, dejándonos llevar por la rutina y
olvidando lo realmente importante.
La
leyenda de la Isla de San Borondón, se debe a un monje irlandés del Condado de
Kerry, llamado Saint Brendan de Clonfert (480 – 576 d.C) que inició una
expedición maritima junto a catorce monjes en el año 516 internándose en el
Atlántico para evangelizar nuevas tierras y en busca del paraíso terrenal. Cuenta la leyenda
que llegó a una isla de limpias arenas negras y alli vivió durante siete años
con sus compañeros de viaje. Cuando un día iba a celebrar la misa, la isla
comenzó a moverse. En lugar de una isla se trataba de una criatura marina,
Josconius, el primer poblador de los océanos. A pesar de las dificultades
Brendan y sus monjes consiguieron regresar a Irlanda a salvo para narrar su
epopeya.
Alberto
Navarro González, Catedrático de Lengua Española y
Literatura de la Universidad de La Laguna, de la que llegó a ser Rector entre
los años 1953 y 1964, recuperó el siguiente Romance: “San Borondón, San Borondón por la sirena, por su canción. Que suenen
tambores guanches y canten las caracolas que la isla misteriosa se divisa entre
las olas. Que San Borondón ya viene, dibujándose en la bruma como si fuera una
reina con su cortejo de espuma. Y cuentan los que te vieron que quien te quiso
alcanzar tan solo encontró una nube meciéndose sobre el mar. ¡San Borondón, San
Borondón! ¿Dónde escondiste mi corazón?”.
Alfonso J. López Torres
Secretario Federal CCN
@AlfonsoJLT