Siento el calor nocturno de tus olas de fuego, sigo
encallado en tus playas, oigo el jolgorio de mis gentes y aunque este lejos os
oigo, cercanos, alegres y por un momento aliviados.
Oigo vuestras alegrías, vuestras voces y aquí en la lejanía
me llegan claras, llenas de vida, henchidas de juventud.
Me alivia saber que por una vez estáis cerca unos de otros,
estáis juntos…No es tan difícil estar juntos, no es tan difícil que os queráis
y os soñéis…No es más que un simple juego de voluntades por que la vida a veces
solo es eso...Un juego.
Siento vuestras vidas, vuestras alegrías y también vuestros
miedos, vuestras penas y eso me da fuerza para seguir nadando en mi noche de
cemento, en mi noche de grillos oscuros, en mis noches de de silencios y
sirenas varadas en asfaltos luminosos.
Sigo soñando con quemar algún día con vosotros todo el mal
que nos hemos hecho, todo el mal que nunca merecimos pero que si querer
buscamos…Mi noche de San Juan sigue siendo la noche de un exiliado, lejano y
olvidado.
Mis caracolas soñadas, llenas de arena. Me traen vuestras
alegrías, vuestras penas, desconsuelos y cuitas, vuestras vidas son mi vida y
vuestras penas son mis penas, me llega vuestra vida aquí donde no hay arena ni
mi mar que lo sostenga.
Mis sentidos siempre están en vuestras brisas serenas, en
vuestras tormentas humanas, dejadme soñar esta noche con vuestras alegrías
bagañetas, que para penas paisanos, para penas, ya habrá otras verbenas. Os
sigo sintiendo en mis horizontes plateados… Al final siempre estáis vosotros en
la última parada.
J.Salvador Pérez. (Un bagañete exiliado del mar)
Salva... en esta noche mágica, tú también estabas aquí con todos nosotros.
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