Salimos de
Mandalay, via aérea hacia el aeropuerto de Heho y de ahí por carretera
(unas 3 horas aproximadamente) nos encaminamos hacia las cuevas de Pindaya, en donde me
aguarda otra de las innumerables bellezas naturales de este país. Otra vez merece la pena la paliza de coche
que nos conduce hasta allí, pero para nada desmerece el paisaje que voy descubriendo, campos de arroz,
hortalizas, arboles frutales, todo se combina para dar lugar a un entorno variopinto, en donde los hombres y mujeres casi
miman la tierra para la obtención de las cosechas.
A lo lejos se
divisa ya Pindaya, por supuesto con sus repectivas pagodas, pero omitimos la
visitas a estas y me concentro en la cueva, –inmensa cueva- de Pindaya, que se encuentra a
1.164 metros sobre el nivel del mar.

Cuevas de Pindaya a lo lejos.
Antes de acceder a la cueva, encontramos una horrible y fea
araña negra, es el símbolo de la ciudad. Cuenta la leyenda que siete princesas fueron a bañarse a un lago cercano, el Pone
Paloke. Allí un espiritu maligno, un NAT, de los que ya hice referencia más atrás, adoptó apariencia de una gran araña y
secuestró a las siete princesas y las
llevó prisioneras a la cueva, cerrando la entrada de la misma con su tela.
Por suerte para ellas, el príncipe Kummabhaya andaba por la zona y al oir los gritos de las princesas acudió en su ayuda
y mató a la araña de un certero flechazo.
Un relato bastante infantil, ya lo sé, pero así lo cuenta la leyenda y así
se lo cuento yo aquí.

Lago Pone Paloke, visto desde la cueva de Pindaya.

La araña flanquea la entrada a la cueva.
La cuevas de Pindaya estan hechas de piedra caliza y dentro de
este este entorno nos sorprende la cantidad de estalactitas y estalagmitas formadas a lo largo de millones de años y en
donde no solo los lugareños sino también foráneos han ido depositando a lo largo de muchos años, infinidad
de estatuas de Buda a modo de ofrenda religiosa. Hoy en dia son más 8.700.

Más de 8.700 Budas de diferente tamaño jalonan el interior de las cuevas de
Pindaya.
Aquí quise hacer una gestión con el monje encargado de
la cueva y era hacer una donación de un Buda a la cueva de Pindaya, solo hay un Buda donado por españoles y corresponde a una pareja de Bilbao,
(debajo del Buda puede llevar una pequeña inscripción en donde se detalla el nombre del donante y su país de procedencia), esta
hubiera llevado simplemente: “ PRIMERO ENTRE IGUALES DE LA LEY PARA EL PAIS Y PARA SIEMPRE “- TAZACORTE
–2012, que no es otra que la leyenda que aparece en el escudo de
nuestra Villa y Puerto. El proyecto se malogró, simplemente porque según me decía
el monje, “ ya no quedaba practicamente ningún espacio libre dentro de la cueva para poner ni un Buda más.”
Abandoné Pindaya un tanto contrariado por
este hecho. Hubiera sido bonito que el nombre de TAZACORTE apareciera en un
lugar tan
emblemático como este y tantos miles de kilómetros de distancia, pero me
fué imposible convencer al monje.
Curva de Marina
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