LA CALIDAD AGROALIMENTARIA EN CANARIAS
Cuando oímos opinar, con desconocimiento a veces y con
sinrazón otras, del control exhaustivo que sobre agricultores y ganaderos
canarios se hace en sus explotaciones; cuando oímos hablar del consumo de vinos
foráneos y del supuesto arrinconamiento de nuestros caldos en la hostelería del
Archipiélago; cuando oímos mencionar el fraude en los productos locales, bien
sea refiriéndose a uva a granel, gofio de cereales supuestamente elaborado con
grano de otras latitudes o papas de Canarias que no lo son o nunca lo fueron,
todos los que desde la Administración estamos implicados en el control de los
productos agroalimentarios canarios no podemos más que sentirnos desencantados,
desilusionados y frustrados ante tales afirmaciones.
Los canarios desde época de los guanches cultivamos la cebada o tamo y el trigo o yrichen,
el cual conjuntamente con plantas silvestres como el cerrillo, la cebadilla o
la barrilla conformaban la harina tostada
que desde tiempos remotos es el gofio y que actualmente sigue siendo
la base de nuestra alimentación, desde que los aborígenes lo metían en odres de
cuero hechos con ubres de cabra y conservaban en las cuevas hasta nuestros
días. Hemos valorado la miel, y muchos otros frutos de la
tierra como los higos, los madroños, las moras, los bicácaros, los
dátiles o los mocanes tal y como se conocen en la actualidad.
El cultivo de la vid se remonta en Canarias a finales
del siglo XV, cuando españoles y portugueses la trajeron a las islas y con ella
sus vinos, que gracias a la diversidad de microclimas, suelo y orografía
consolidaron las bases para una viticultura tradicional diferenciada. Por otro
lado, la papa llega a Canarias desde Perú o Colombia sobre la segunda
mitad del siglo XVI, adaptándose bien al clima y al suelo de la zona de
medianías de las islas y los campesinos canarios por ello se acostumbraron
pronto a su cultivo.
Es por ello, y para salvaguardar el legado ancestral que
tenemos, cuidamos y mantenemos, que contrariamente a lo que mucha buena gente
piensa, desde el Gobierno de Canarias y más concreto desde el Instituto Canario
de Calidad Agroalimentaria, se ha decidido impulsar, crear y coordinar una Mesa de Coordinación
del Control de Productos Agroalimentarios en Canarias, en la que están
implicadas todas las Administraciones públicas, desde los Cabildos Insulares,
pasando por las Direcciones Generales de Salud Pública, Agricultura y
Desarrollo Rural y Consumo y Comercio, la Delegación y la Subdelegación del
Gobierno en Canarias y el propio ICCA.
Como ejemplo
de su funcionamiento, y en el caso del circuito de entrada de uva de
importación, se controla la misma desde la entrada en los puertos por parte de
la Administración General del Estado y los Puntos de Inspección Fronteriza;
pasando por el control de plagas en dichas partidas por la Dirección General de
Agricultura; comprobando el ICCA que la uva de importación no se use para
elaborar vino de calidad; continuando porque la Dirección General de Salud
Pública compruebe las condiciones higiénico sanitarias en las Bodegas, así como
el control de la inscripción en el Registro General Sanitario de Alimentos y en
el de Embotelladores y haciendo un seguimiento de la trazabilidad de la uva, y
por último terminando con que la Dirección General de Consumo y Comercio revise
el etiquetado, presentación y publicidad de los vinos comercializados en los
establecimientos bien sean restaurantes, bares, tascas o guachinches.
Lo mismo sucede, con sus distintos, extensos y efectivos
protocolos de actuación coordinada en los distintos productos canarios acogidos
a figuras de calidad diferenciada, como son los Quesos, el Plátano, las Papas
Antiguas de Canarias, el Gofio Canario, la Miel de Tenerife y el Ronmiel de
Canarias.
En Canarias, desde la
Administración se trabaja sin descanso en establecer el aseguramiento de la
excelencia alimentaria, garantizar la conformidad de los productos
agroalimentarios y establecer un marco de competencia leal entre los operadores
del sector, conscientes como somos de la existencia en los últimos años de una
preocupación creciente por la calidad de la alimentación, como resultado
probablemente de las últimas crisis alimentarias y la cada vez mayor demanda de
los ciudadanos de que los productos que
salgan al mercado ofrezcan una seguridad contrastada.
Canarias. Latitud de vida.
Alfonso J. López Torres
Director Instituto
Canario Calidad Agroalimentaria (ICCA)
Gobierno de Canarias
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