A veces hay detalles de los que pasamos de soslayo y no se
les da la importancia debida. Hoy me han mandado unas fotos de una señal y una
papelera rotas en el paseo marítimo del Puerto de Tazacorte.
Y hago la siguiente reflexión. No sé si será cosa de críos,
ni de mayores, el caso es que este mobiliario urbano, de todos nosotros; no lo
olvidemos, está roto. No soy juez de nada ni de nadie, pero si me parece una
autentica barbaridad que no se cuide lo que es un bien común. Es del todo
injusto que esta sea la imagen que se lleve de nuestro pueblo el que nos
visita. Me parece indigno, repulsivo y a veces lastimoso, la mayoría de las
veces, que ocurran estas cosas. No sé si será cuestión de educación, ni siquiera
me planteo que sea eso. Simplemente denuncio estos hechos y me reafirmo en mi
teoría. Tenemos lo que nos merecemos. Y siempre, no lo olvidemos nunca, pagan
justos por pecadores. Así suele ser la vida y así son los injustos.
Solo me atrevo a pedir una cosa. Un poco de civismo. Creo
que es poco lo que pido y no me gustaría estar moralizando a nadie ni sus
costumbres. Pero los tiempos que vivimos exigen un poco más de sentido común
que como siempre es el menos común de los sentidos.
Si de verdad queremos
a nuestro pueblo, si de verdad queremos que progrese, es en los detalles y en
las pequeñas cosas de todos los días donde nos hacemos grandes. No olvidemos
que una casa nunca empieza por el tejado sino por los cimientos y uno de los
principales es el civismo. Un saludo de quien todos los días os echa de menos,
a pesar de todo y de alguno.
Juan
Salvador Pérez Hernández.
En un pueblo tan pequeño alguien tuvo que haber visto ese vandalismo, pero seguramente prefirió mirar para otro lado. Creo que por ahí cerca hay una cámara de vigilancia.
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