(Las
razones de su origen y sus formas)
Quisiera
comenzar aclarando por qué elijo el papel y no el micrófono, disponiendo de tal
valioso recurso, para transmitir mi reflexión. En primer lugar, la escritura
nos permite exponer y secuenciar minuciosamente un cierto contenido utilizando
la riqueza de un lenguaje (como es en este caso el español) y mejorar aquellas
partes que quizás deban ser enfatizadas o explicadas. Esto siempre con el
objetivo de evitar ambigüedades y erróneas interpretaciones de los lectores,
evitando así debates innecesarios o irrelevantes que puedan desviarse del
objeto central de nuestras palabras. En segundo lugar, porque una emisión
radiofónica está expuesta a ciertos factores accidentales que impedirían la
transmisión de un mensaje como este. Y por último, siendo esto lo más
importante, porque si hubiese elegido el micrófono como medio me opondría a los
principios éticos que subyacen y se derivan de mi reflexión.
El
programa de Aula Social surge por varias razones. La primera se basa en la
contradicción, como realidad. Esta contradicción no es individual, sino
colectiva, y podrán verse representados en ella los que sean suficientemente
conscientes de su trayectoria académica y presente. Por ello, puedo decir que
no sólo hablo en mi nombre, sino en el de muchos. Aparece la contradicción
cuando una persona nace en una región o país que le ofrece la posibilidad de
recibir una educación básica, según los derechos recogidos en la constitución,
y posteriormente (habiéndose instruido y logrado, a través de los
procedimientos oficiales, convertirse en profesor, en mi caso, o profesional de
cualquier otro saber práctico) no se le permite desarrollar tal labor en esa
sociedad. Y no se le permite debido a la ingente cantidad de errores de un
mecanismo burocrático injusto y que sólo ofrece las posibilidades laborales a
una clase privilegiada. No obstante, esta persona está moralmente obligada a
encontrar una respuesta que justifique tal contradicción, y en esa búsqueda
vive. Aún no otorgándosele dicha respuesta (o no encontrando una respuesta que,
apoyada en argumentos racionales y propios de la sociedad democrática en que
vive justifiquen ese final), nace en ella una necesidad pulsante interior de
desarrollar a toda costa la labor para la que ha sido formada. De esta manera,
se justifica que esa persona aproveche un medio como la radio, para exponer no
sólo las contradicciones que ella y otros ciudadanos padecen, sino para
intentar generar la actitud y conciencia social necesaria para intentar
evitarlas o, en su caso, minimizarlas. Según esto, se comprende que tal persona
pueda sentir que está aprendiendo, educando y cultivando, con la ayuda de
colaboradores, profesionales y el resto de la sociedad, un suelo fértil en que
pueda nacer un proceso de enseñanza-aprendizaje social y un escenario de
análisis del sistema educativo que la ha formado y que le ha conducido a tal
estado. De esta manera, tal contradicción puede quedar, en cierta medida,
mitigada.
En
segundo lugar, este proyecto nace como consecuencia de la visión de una
sociedad dormida, que no defiende su educación, que acepta el “pan y toros”
como cultura de la comedia, permitiendo con ello que se apropien de sus
derechos y se impida su fundamental participación en el proceso de debate,
elaboración y mejora continuas que necesita una realidad cambiante como es la
educación.
Y siendo este
el estado de las cosas, muchos radio-oyentes podrían cuestionar y recriminar
las formas y esencia de nuestro programa. Y quizás podrían plantear que,
disponiendo de estos micrófonos, y considerando que al fin y al cabo no nos
jugamos nada (porque nos han quitado precisamente lo que nos podríamos llegar a
jugar), deberíamos desenvainar las espadas y abrir guerra dialéctica contra
algunos culpables, contra los señores políticos. Bien, pues no lo hacemos
precisamente porque si fuese así, declararíamos el triunfo y nuestra aceptación
a un sistema y a unas reglas de juego que ya hemos visto que no son eficaces y que
nos impiden trabajar y progresar. Eliminaríamos esta posibilidad de hacer
educación en sociedad, desde el pueblo, respetando los principios y objetivos
que todo proceso o proyecto educativo, entendemos, debería tener. Eliminaríamos
esta posibilidad en favor de perpetuar las batallitas y verborreas acusativas
sin fundamento intelectual que frecuentemente provienen de los individuos de estas
esferas. Efectivamente, la charla política siempre está a un paso, y en medio
paso podríamos estar hablando de política educativa. Pero hay que añadir que
toda acción genera un efecto, y nosotros los ciudadanos hemos esperado que los
efectos de la acción política que hemos elegido sean tales que garanticen
nuestro bienestar. En España, en el sector de la educación, estos efectos han
sido negativos y la actualidad parece revelar que a ello tiende la acción
política en dicha materia. Por esta razón, más que nunca ponemos grandes
esperanzas en que esta sociedad despierte con aires nuevos y ejecute el papel
fundamental que tiene en la construcción de su educación. Porque en la sociedad
se halla potencialmente esa capacidad de unificar fuerzas y encontrar un
mensaje común que decida qué clase de educación necesita actualmente y qué tipo
de gestión política necesita para velar por ella. Este es el sentido correcto
en que debería proceder una ciudadanía prudente que ejercite correctamente los
derechos que la democracia le concede, y no el inverso, como así ha sucedido:
Elegimos a un partido político que se proclama como salvador en ciertas
circunstancias socioeconómicas y culturales del país, y nos vemos obligados a
seguir y adaptarnos a su particular forma de concebir la educación, o mejor
dicho, a su forma de responder a la forma del anterior partido de concebir la
educación. Si la sociedad aún no ha construido la suya, perfectamente
acontecerá esto último.
Hablando de
formas, Aula Social no pretende establecer dogmas educativos ni propagar
visiones personales y absolutistas de lo que sería un sistema educativo justo y
eficaz. Conocemos nuestras limitaciones, y comenzamos siendo conscientes de
ellas y aceptándolas, para traerles los testimonios de los profesionales de
este sector. Entendemos la humildad como condición inicial y esencial para
hacer educación.
Finalmente,
creo que sobra decir que no pretendo captar adeptos, ni abanderar un movimiento
social, con ambiciones políticas que inicialmente pueden presentarse ocultas.
No me interesa ese mundo. Por ello no escribo para encontrar simpatizantes ni
halagos, tan sólo lectores y personas que aún utilicen el pensamiento crítico
en sus vidas. Pero podrían así mismo preguntarse el por qué entonces de este
alegato con cierto cariz político. Pues porque considero necesario compartir
con la sociedad otra de las injusticias más que se viven en este país, una
experiencia más y, en menor medida, porque deseo evitar o poder defenderme (si
surgen) contra erróneos juicios sobre mi persona y lo que hago. Y digo en menor
medida porque no me importan los juicios que cualquiera libremente pueda hacer,
pero sólo daré la bienvenida a aquellos que se hallen suficientemente
argumentados y partan de un conocimiento. Por esto, como adelantaba al
principio, es en el papel, y no en la radio, por respeto a mí, a lo que hago y
a quienes me oyen, donde explico detalladamente las razones y formas de este
pequeño programa.
Escribir
y compartir estas reflexiones muchas veces suponen un gran alivio moral. Si
logramos que nos comprendan y encontramos ecos a nuestra voz, nuestra
satisfacción se hace plena.
Muchas
gracias por vuestra atención.
Fdo.: Carlos Rodríguez Martín
Todo proyecto, y más este de carácter educativo, son alentadores querido amigo. Solo deseo que tengas la mayor de las suertes con tu programa y con que solo uno de estos programas valga para que a alguien le mueva la curiosidad, se de por aludido y mejore en su día a día estará bien empleado. La educación es uno de los caballos de batalla de la sociedad. Sin educación no somos nada somos mas pequeños y vulnerables, mas manipulables. Como dice un viejo refrán castellano “Buenas palabras y buenos modales todas las puertas abren”. Enhorabuena amigo.
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