DE "LO QUE PUDO SER Y NO DEJARON QUE FUERA"

A continuación pasamos a incorporar un comentario, que por ser largo, se ha decidido insertarlo como noticia y que hace referencia al vídeo que se insertó sobre el Plan Turístico de El Puerto, y que llevaba por título "El Puerto: lo que pudo haber sido y nunca fue". De todas formas, desde el blog, y a modo de refrescar la memoria, se inserta, también, el vídeo.

Sobre el autor del comentario, preferimos, y a petición del causante, guardar un total y absoluto anonimato. Darle las gracias por la actitud tomada y la valentía, que, en esta ocasión, no se le supone, la ha demostrado.

LO QUE PUDO SER Y NO DEJARON QUE FUERA

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Pienso que ha llegado el momento de llamar la atención, pero de manera muy potente, para que los políticos asuman las responsabilidades de sus nefastas decisiones. No se puede seguir dejando pasar, como si no hubiera ocurrido nada, medidas caprichosas y actuaciones necias, indolentes y en concreto dolosas, que los políticos y administradores están continuamente aplicando. Es lamentable, como se pierden oportunidades y políticas adecuadas por actitudes propias de caciques y personajillos, que solamente, consideran válidas sus ideas, y lo que es más grave, defienden sus intereses personales. Sin olvidar que en muchas ocasiones lo hacen por la defensa de intereses económicos propios o de sus familiares.

Parece ser, que se reconoce por fin, que estamos ante una grave y duradera crisis económica. Y sin duda, en la Isla de la Palma, podría hablarse de una doble crisis. Ya que a la general, hay que añadir, la situación que ha provocado el desajuste de la estructura económica y social de la Isla. Y si se desciende al municipio de Tazacorte, o a la zona de influencia de su puerto, podríamos hablar de una tercera crisis, con tres proyecciones diferentes, en donde la última se corresponde, con la incapacidad de los políticos y responsables que ha tenido el territorio, para adoptar buenas decisiones o estrategias, que ayudarán a salir de aquellas graves repercusiones de la depresión y la recesión. Conflictos de los que no merece la pena hablar, porque son bien conocidos.

Estos comentarios nacen de la evidencia de la ocasión perdida para Tazacorte. Para la Isla de la Palma, por causa del desinterés, apatía y mala intención, por impulsar el proyecto, que un grupo peninsular había preparado para el Puerto de Tazacorte. En el que solo la inversión en dicho proyecto significaba una fortuna, por el nivel de detalle y concreción del desarrollo previsto. Puerto comercial, gran hotel de lujo, residenciales en su justa medida, área deportivo pesquera, etc. Para todo lo cual, sin duda, su inversión total se aproximaría a los 100 millones de euros. Es fácil imaginar, lo que tal cifra hubiera podido repercutir directa e indirectamente en el desarrollo no solo de Tazacorte y su puerto, sino en la comarca de los Llanos. También es imaginable lo que se ha perdido de ganar.

Solo a modo de ejemplo, el hotel de 258 habitaciones, diseñado por un prestigioso arquitecto nacional, exigiría por si solo, 60 millones de euros; ya que hoy la construcción de una habitación de gran lujo no bajaría de los 250.000 euros. Pero a ello habría que añadir el bloque residencial, el puerto deportivo,  el área comercial, los parking, etc.

Ahora bien, si la ocasión para inyectar 100 millones de euros a la zona se ha perdido -con una producción directa anual prevista de 50 millones y una renta también anual directa de 15 millones de euros- se ha arruinando también la gran oportunidad para el lugar. Que puede hablarse como la única oportunidad posible en la actualidad en el desarrollo del municipio.

Pero lo más grave es la pérdida de más de 400 puestos de trabajo directos y más de 300 empleos indirectos; menospreciados por el político de turno, que no los ve porque está ciego. Ya que  destierra la gran ocasión de crearlos, porque no existe dinamismo y entusiasmo. Y en este caso, quizás también  credibilidad en el turismo, como factor clave del desarrollo de la Isla de la Palma.

Ese resultado negativo de incumplir la obligación de favorecer la riqueza y el empleo, debería trasladarse a la mala conciencia de los decisores, que con su inoperancia, desconfianza y poca fe en el desarrollo turístico, solo hacen posible la pobreza, el desempleo, la angustia de quien no encuentra trabajo, la conducta antisocial del que se ve forzado a actuaciones reprobables y rechazables y la desesperación del parado de larga duración.

El nuevo proyecto de desarrollo del Puerto de Tazacorte, pudo ser la ocasión de impulsar el progreso de un lugar que lo merecía, y se quedó, en lo que pudo ser, solo por caciquismo y egoísmo personal.