DOLOR SOCIAL

No estamos acostumbrados al dolor y si es el ajeno menos aún. Esta sociedad actual se mueve dentro de parámetros muy alejados de lo que deberíamos  ser como especie que habita la tierra y que por mucho que se empeñe nunca la poseerá. 

GAIA como ser vivo sabe bien lo que hace.

Toda esta pequeña reflexión se despertó en mí a raíz del triste suceso que paso en Grecia donde un jubilado se suicido desesperado por la situación de desamparo que vivía y negándose en cierta medida a claudicar ante el poder oscuro que nos domina, la economía.

Hacia donde vamos con tanta especulación que produce desamparo y desesperación? Hasta hace poco tiempo el dolor ajeno de África, Asia o Sudamérica nos duraba lo que dura un telediario. Pero todo esto se acabó, el dolor; y esto era inevitable, nos llega también a nosotros. 

Dolor por los miles de injustos embargos a los que esos privilegiados, los bancos, someten a aquellos a los que esclavizaron de por vida con prestamos imposibles y fraudulentos. Dolor por los puestos de trabajo perdidos en reformas criminales y sometedoras de voluntades, hemos vuelto a la Edad media. Dolor por los ancianos que después de trabajar toda una vida y darlo todo ven que bajo el dictamen de los mercados merman sus pocos recursos como mermaron sus años. Dolor de los políticos, porque si ellos también me duelen, qué le vamos a hacer me eduque en el perdón, me duelen por ineptos, por avaros, por corruptos, por sinvergüenzas y sobre todo por inhumanos.

Dolor por una juventud a la que nadie valora por la que nadie se preocupa y la que los desalmados amparándose en términos como recuperación económica, progreso, bienestar, han vendido e idiotizado con el poder del vil metal y con paraísos ficticios de vidas desaseadas que en los medios de comunicación pululan como una plaga. Dolor por que el sacrificio lo hacen siempre los mismos los de abajo, la clase mal llamada media, siempre me pregunte por que  nos llaman la clase media, siempre he pensado que eso de clasificarnos por clases es  otra manera de dividirnos y así los de la elite  pueden seguir  en su atalaya riéndose.

Y por ultimo, dolor por mi tierra por mi país porque lamentablemente van apareciendo iluminados llenos de discursos vacíos pero peligrosos, algunas veces llenos de números y gráficos, otras veces con excusas de razas o procedencias y otras justificándose en las diferencias prometen cualquier barbaridad con tal de medrar en lo social o lo político son los falsos profetas modernos que aprovechan cualquier debilidad para llevar a cabo sus intenciones.

Ojala resucitemos, nunca mejor dicho por las fechas en las que estamos, de este dolor y si no se puede por la buenas habrá que ir pensando en otras alternativas. Ya sabemos donde esta el problema y como todo ser vivo cuando nos pinchan no revolvemos y aún nos quedan fuerzas para eso.

Aviso a navegantes, que estáis ganado la batalla no la guerra no os confundáis. Ojo que todo puede cambiar y sin que os deis cuenta banqueros, políticos, especuladores y falsos profetas esto se puede dar la vuelta. Como decía aquel famoso locutor nocturno. ¡OJO AL DATO!

Juan Salvador Pérez Hernández.

(un bagañete exiliado del mar)