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martes, 13 de diciembre de 2011

On 1:58 by LuisMiMarLo   No comments
Donde se narra la llegada del Gobernador Civil a Tazacorte, en visita institucional, y los apuros que pasó a causa de una "necesidad perentoria"
"Construcción Ayuntamiento de Tazacorte, (foto cortesía Ayto. de Tazacorte)"]
      Habían pasado varios meses y estaba incorporado a mi trabajo con total normalidad. Aquel día, al abrir la correspondecia, advertí una carta del Gobernador Civil que anunciaba su visita. El Gobernador, con poco tiempo en Santa Cruz de Tenerife, quería conocer los municipios en un recorrido institucional. Lo comuniqué al alcalde y éste me dijo que convocara un pleno extraordinario para hablar del tema como único punto del orden del día; pero que, entre tanto, redactase una Memoria con los problemas más urgentes del municipio y una breve descripción histórica y geográfica de Tazacorte para preparar el discurso. _A ver si le sacamos alguna cosa _me señaló, aunque el Alcalde era más bien pesimista.
"construcción del nuevo ayuntamiento.."]
El día de la llegada del Gobernador Civil fue una fiesta. El pueblo, cubierto de banderitas; el balcón del Ayuntamiento engalanado y zafarrancho general en el edificio. Con una hora de retraso llegaron su Excelencia y una cohorte de colaboradores, incluso el Delegado del Gobierno de la Isla. Se habían restrasado con la comida: sargos, viejas y samas con papas arrugadas y mojo picón, rociado todo con vino de la tierra. Su Excelencia fumaba un puro palmero, hecho a mano de El Paso y tenía la cara sonrosada, efectos del vinillo, y como de estar un plena digestión, por lo que después se dirá. _Igual se nos duerme, menuda jartada se han pegado _comentó uno. El alcalde le dio la bienvenida con un discurso coherente y bien hivanado y comenzó a exponer los problemas del municipio: abastecimiento de agua; alcantarillado; el edificio del Ayuntamiento y las oficinas en ruinas y sin las mínimas condiciones para desarrollar sus funciones...
"El barrio del Puerto incomunicado (Foto cortesía Luis Chacón Ortega)"]
Pero sobre todo la cruz del municipio era el Barrio de Pescadores a dos kilómetros, separados por el Barranco de las angustias, cauce natural de las aguas de la Caedera de Taburiente. Parque Nacional. Cuando el barranco <salía> arrastraba con el agua de la Caldera árboles, animales muertos, piedras y arena, y el puentecillo de madera saltaba hecho añicos; los ochocientos vecinos permanecían varios días incomunicados. Y así un año y otro y montones de años. Las arcas del Estado estaban exiguas y los cabildos no tenían dinero. Un puente nuevo, en condiciones, valía seis millones de pesetas. con ese dinero el Gobernador hacía doce montones de quinientos mil pesetas y contentaba a doce municipios. Tazacorte era el fin del mundo, o por lo menos, el fin de <las Españas>. Más allá de él, sólo el atlántico y América, mar por medio.   El Gobernador tomó la palabra, le dio las gracias al señor Alcalde, mostró su contento por estar en Tazacorte, y respecto de los problemas dijo que tomaba buena nota de ellos. Señaló que el más difícil de solucionar era el de El Puerto, por su elevado coste, y también que había que descartar, por ahora, el arreglo del ayuntamiento. _Cuando hay espíritu de trabajo _dijo con énfasis y envalentonado la voz_, cuando hay espíritu de sacrificio, cuando nuestros funcionarios están imbuidos de los ideales de nuestro Caudillo, el primer trabajador de España, estos funcionarios, si menester fuese, escribirían en cajones de la Tabacalera.


El salón de actos estaba repleto y me hallaba entre el público, al lado de Conchita, la única funcionaria, como he dicho, hija del Secretario, y la que tenía que ir a casa de una amiga a remediar sus urgencias de mujer. _Si hay diálogo tiene que decirle algo a este hijo de su madre _me dijo. _No arreglaríamos nada y pondríamos al alcalde en un apuro. La política es resolver un problema sin crear otro mayor _le respondí. Terminó su discurso el Gobernador. se dieron unos aplausos no muy efusivos, fue servida una copa de vino y se armó <la de dios es cristo>. _Perdone, ¿es usted el Secretario del Ayuntamiento? _me preguntó un señor rechoncho, de unos cincuenta años, mofletudo, con gafas y vestido de azul marino. _Si señor _le respondí  ¿Y usted? _Soy del Gabinete del señor Gobernador. Venga un momento... Me llevó a un rincón apartado y sin preámbulo me dijo: _Su Excelencia tiene una necesidad de ir al excusado. _Excúseme, señor _dije, jugueteando con las palabras_, aquí no tenemos excusado. En todo caso pregúntele a su Excelencia cuál es la naturaleza de su apremio y lo que quiere hacer en el excusado. _¿Está usted de broma, Secretario? _me preguntó con cara de pocos amigos. _No señor: Si su Excelencia quiere orinar, lo podríamos llevar sin ningún problema al bar de Macario que está aquí al lado; pero si su Excelencia quiere <evacuar el vientre > tendrá que hacerlo de regreso. _le dije impasible, sin mover un músculo de la cara.

 Observé que me miraba inquisidor por si notaba alguna señal de burla o desdén. Aguanté la mirada como otras veces cuando dejaba caer mis gracietas, que tan poca gracia hacían, y el señor dio la vuelta y desapareció desasosegado y con apresuramiento. Al instante llegó el alcalde, solo. _Tenemos un problema gordo, Carlos. Este hombre está apurado y no tenemos ni cajones de la Tabacalera _dijo con una sonrisa cómplice_, pero hay que buscar una solución. He pensado en la vivienda del Administrador de Correos; usted es amigo, puede hablarle. _¿pero, ya sabe que es comunista? _le respondí. _Lo sé, por eso le pido este favor. Hágalo por mí. _Si señor. Bajé a Correos y entré en el despacho del administrador, López Cedrón. _¿Qué, ya se ha acabado el circo? _me dijo. _No, camarada, el circo empieza ahora. _le contesté en plan cachondo_. Su excelencia está en <apreturas> por las patas abajo y tenemos un problema de logística grave. Quiero pedirte un favor: que nos dejes tu retrete. _¡ Y una mierda! _respondió de un tirón el Administrador  _Tú, no seas mal educado. Hazlo por el alcalde, está en un apuro... _Ni hablar _me interrumpió_. Lo tengo hecho una porquería, con el cesto hasta el tope de papeles y un del Ruedo Ibérico. Si me lo cogen me llevan detenido, no me faltaba otra cosa, fichado como estoy. Mi retrete, el recinto más íntimo que tengo, no está para <evacuación de tripas> del señor Gobernadol Civil. _Quita el libro y ya está, pero no puedes negarte. Pepe, hazlo por mí. _Pero, ¿te has parado a pensar el apelito que estás haciendo? ¿Para esto la carrera de Derecho? ¿Para esto unas oposiciones? ¿Para buscar retretes a los Gobernadores Civiles? ¿Yo me iría antes de palanganero! No me jodas tío. ¡Venga!.
En la foto, de izquierda a derecha: Luis Chacón Ortega, secretario, Diego Gónzalez Gómez, Maestro Nacional, Benedicto Noda Gómez, Alcalde de Tazacorte, Juán Régulo Perez, Pedro Lezcano, Carlos Pinto Grote y Luis Cobiella Cuevas.

 El Administrador al final prestó su conformidad y todo se arregló viento en popa. Como diría Quevedo en su <Gracias y desgracias del culo>: <<No hay gusto más descansado que después de haber cagado>> Y en tan cierto esto que el Gobernador prometió al alcalde, en un aparte, ya más aliviado, una subvención para el Ayuntamiento con carácter urgente. _El culo no espera_ dijo un concejal irrespetuoso, en voz baja, claro. La noticia se extendió por el pueblo y fue ocasión de comentarios de todo tipo. En la misma cena, aquella noche, el jolgorio fue grande. _¿Cómo has permitido que un gobernador Civil, un hombre del Glorioso Movimiento Nacional, entre en la intimidad de tu hogar, viole tu domicilio y encima se cague? _le dijo al Administrador de Correos, Naranjo, el Director de la Banda de Música_. ¿Quieres que componga un pasodoble sobre el asunto? Y tarareó por lo bajo estos versos de Quevedo: _<<No hay contento en esta vida, que se pueda comparar al contento que es cagar>> Todos le acompañamos en el estribillo: _<<La larala la larala La larala, la láaaa>>. _Este cabrón - dijo el Administrador mirándome_, me bajó con lloros y me dijo que era poco menos que una cuestión de Estado. Lo peor no es eso, me vino una viejita de la librería a ingresar un dinero y me dijo: <Estará contento, estará contento ¿eh?>. Y además, lo decía de corazón; pero no supe si me felicitaba o me hacía un reproche. _Creo_ le dije, todo lo serio que pude_, que tenías que estar contento. Vamos a realizar  una suscripción popular para comprar una placa y que la coloques en la puerta del retrete. Éste será el texto: <<Aquí cagó su excelencia, el Gobernador Civil de Santa Cruz de Tenerife y Jefe Provincial del Movimiento, en el año de gracia de 1963, siendo Administrador de Correos el muy respetado y querido  Don José López Cedrón>>. _Ahí falta algo _dijo Naranjo_. Pon que es comunista y está fichado. _Eso no está nada mal contesté, indica que al gente, incluso de ideologías encontradas, hablando se entiende. _Hablando no: ¡cagando! _clamó López Cedrón, que se le veía molesto en apariencia, pero realmente divertido. Naranjo, que conocía mis aficiones, me pidió que si no levantaba acta de estos singulares hechos, que los plasmara en un realto digno de ser contado, para regocijo de las generaciones futuras. El Gobernador cumplió su palabra y Tazacorte pudo estrenar su Ayuntamiento a la entrada del Municipio. Es amplio y tengo un despacho digno.
< Y todo se consiguió por una cagada del Gobernador, mamá>, le decía unos días más tarde a mi madre en una carta.  
Extracto del libro EL HUERTO DE LAS MARIPOSAS 
Luis Chacón Ortega.
  anexo. EL GOBERNADOR CIVIL QUE NOS VISITÓ EN EL AÑO 1963 fué : D. José María Quiroga de Abarca 1920/1988

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